Quico Sabaté, el último guerrillero.

Autor: Pilar Eyre
Editorial: Ediciones Península
Año: 2001
Descripción: 288 p. il. 18x12 cm

Sinopsis: Los huesos de Francisco Sabaté, el guerrillero antifranquista más importante y temido de Cataluña, reposan en una humilde tumba del cementerio de
Sant Celoni. En este pueblo de la falda del Montseny murió acribillado el 5 de enero de 1960 tras una implacable caza al hombre en la que participaron 300 guardias civiles. Al mítico Quico lo enterraron extramuros, fuera de la tierra consagrada, condena póstuma reservada a los ateos, suicidas, apóstatas, masones y demás enemigos de la fe.

La misma condena ha pesado hasta ahora sobre los muy contados ensayos y biografías que han tratado de arrojar luz sobre el maquis español. Más allá de la tierra consagrada de las cátedras y las grandes editoriales, las aproximaciones a la lucha armada antifranquista han sido de momento muy escasas, mal consideradas y peor conocidas. Silenciados por la prensa franquista o tachados de simples "bandoleros", los maquis hispanos han vagado demasiado tiempo en la oscuridad, entre el odio de unos y la exaltación de otros. La maldición no se ha roto todavía: hace un par de años, el Ayuntamiento de Berga negó una placa conmemorativa al maquis local Marcel·lí Massana (1918-1981) arguyendo que "han pasado pocos años y quedan muchas heridas abiertas".

"Quico Sabaté, el último guerrillero", de la periodista Pilar Eyre, es una biografía novelada de Francisco Sabaté Llopart que sin duda ayudará a combatir ese oscurantismo. Eyre ha estado en el cementerio de Sant Celoni donde reposa el combatiente y ha hablado con el hombre que mató al mito en una helada mañana de posguerra. Pero no sólo con él, y he aquí el primer mérito del libro: la aportación de testigos de primera mano, de amigos y supervivientes y familiares, pero también de enemigos y víctimas de las acciones del Quico. Una voz coral que ayuda a trazar el retrato psicológico del enemigo número uno de la policía barcelonesa de la época, un personaje convertido en mito viviente.

El segundo gran mérito de esta biografía es lo que tiene de novela. Y de novela de acción. La autora aprovecha hábilmente el fabuloso episodio de la muerte de Sabaté -escapa de un cerco de 300 guardias civiles en una masía cercana a Banyoles, donde mueren sus cuatro compañeros y, malherido, secuestra un tren que lo lleva hasta Sant Celoni- y convierte el trágico suceso en la médula de la narración, reapareciendo frecuentemente al inicio de los capítulos cual pájaro de mal agüero. Novela también policiaca, en la que el antagonista es el tristemente famoso jefe de la Brigada Político-Social de Barcelona, Eduardo Quintela.

Eyre nos presenta el largo pulso Quintela-Sabaté como un duelo personal, una obsesión y un odio recíproco que va más allá del deber. "¡Lo quiero vivo o muerto!", le hace decir Eyre a Quintela, quien durante una época "duerme en comisaría y se alimenta de puros y bocadillos". Cuando el policía, ya retirado, se entera de que Sabaté está cercado en Banyoles, acudirá desde Galicia para participar en la cacería con su perro "Cazador de Sangre".

No se trata de la primera aproximación al personaje. El escritor anarquista Antonio Téllez ya glosó sus aventuras en "Sabaté, guerrilla urbana en España (1945-1960)" (Virus, 1992) y lo hizo con mayor arsenal documental y vital. No en vano Téllez fue amigo de Sabaté y de los principales luchadores del maquis que militaban en la CNT. Esa proximidad impide a Téllez alcanzar el distanciamiento de Eyre para narrar la peripecia del Quico y de cuantos le acompañaron en esa batalla a muerte contra Franco. Una batalla de antemano perdida, desesperada, en la que el Quico se va quedando sólo mientras la policía española y la francesa estrechan el cerco y van cayendo uno tras otro sus compañeros de armas.

Finalmente, Sabaté romperá con la dirección de la CNT en el exilio cuando ésta, como hizo antes el Partido Comunista, se dé cuenta de que la táctica de guerrilla es un suicidio. Sus hermanos Josep y Manuel Sabaté, también miembros de los grupos armados anarcosindicalistas, morirán hacia 1950: el primero en un tiroteo; el segundo, fusilado.

¿Héroe o villano? Eyre transmite admiración hacia ese Francisco Sabaté de una pieza, íntegro anarquista, que lucha por un ideal hasta sus últimas consecuencias y que rin-de cuentas a la CNT de hasta el último céntimo que "expropia" a banqueros y burgueses. En más de una ocasión ejerce de auténtico Robin Hood, dando el fruto de sus atracos a los necesitados o devolviendo a un tendero el dinero que le presta multiplicado por cien. Pero no siente compasión al apretar el gatillo contra todo aquel al que considera enemigo de su causa. Ni duda un ápice cuando hay que elegir entre la causa y su familia. Al final de sus días, convertido en "un superviviente, un fantasma solitario, un resto de naufragio", se negará a ver que la sociedad española ha cambiado, que la lucha contra el dictador debe seguir otros derroteros.

Biografía y novela de acción, pero también crónica de un periodo funesto de la historia de España y Europa. El Quico nace durante la Primera Guerra Mundial, crece durante la peor época del pistolerismo en Barcelona, se relaciona con la elite de la CNT-FAI, lucha en el frente de Aragón, se enfrenta por igual a fascistas y comunistas, se exilia en Francia en 1939 y es internado en un campo de concentración, participa en la Resistencia contra los nazis y vuelve a España para proseguir la lucha. "Un tiempo de héroes y locos en el que los actos de audacia se producen cada día a docenas", relata Eyre. "Sabaté, el último guerrillero" es una crónica de nuestra historia reciente cuajada de datos y referencias a veces ignoradas.

Eyre ha combinado con tal maestría los registros documental y narrativo que arrastra al lector a embarcarse en la épica vida y muerte de "Sabaté, el último guerrillero". Aunque, históricamente, el último guerrillero fuera Ramon Vila Capdevila, alias "Caraquemada" o "Jabalí", muerto a tiros en 1963 en Castellnou de Bages y héroe, veinte años antes, de la Resistencia.

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