La historia de una leyenda: el maqui "ojos azules".

Peña Ramiro

Entre las vertientes del Turia y la Calderona sobrevivió otro huido sobre el que se ha construido toda una leyenda, el llamado OJOS AZULES, al parecer natural de Alcublas, hijo del tío Camilo, nacido en 1912, con domicilio en la calle Hospital.

De él, con esa dosis de oralidad, trata Carlos Llorens en su libro de memorias “La primera década” (Valencia, Fernando Torres Editor, 1983), e igualmente Alfons Cervera lo hace protagonista de su novela “Maquis” (Barcelona, Montesinos 1997).
“El Manco de la Pesquera” ante el interrogatorio de su juicio explica que
 …”ha oído comentar entre sus compañeros que andaba por ahí, es decir por el monte un individuo que así se apodaba, pero que no pertenecía a las guerrillas, y también se comentaba entre ellos que lo habían matado, pero sin saber quién, si los mismos bandoleros o la Guardia Civil.” (Sumario 101-V-52, AJMV).
Ojos Azules, que participó en la guerra en el cuerpo de carabineros, no volvió a reintegrarse en la vida civil de su pueblo al ser denunciado. Su padre le ayudaría en los primeros momentos de huido trasladándose y recorriendo en los primeros años 40 los montes de los alrededores de Chera y municipios cercanos en cuyos casetos dejó recuerdo de sus apreciadas dotes de dibujante.

Su presencia era sabida e incluso consentida por autoridades y población de la comarca. Su suerte se truncó el 5 de julio de 1945. En la Caseta de Doce (Loriguilla), pernoctó con el tío Juan “el Bombo” y su hijo. El alcalde de Loriguilla, Juan Aliaga Baeza “Juanillo” lo denunció en el cuartel de Requena. Acto seguido, de noche, saldría a su encuentro una pequeña dotación mandada por el brigada Abraham López Sánchez. Su aproximación a la casa donde estaba Ojos Azules fue altanero y desafiante:
- ¡Abran!
- ¿Quién es?
- El brigada de Requena.
Para acto seguido verse encañonado y con el disparo encima. La sorpresa cundió igualmente entre los guardias que le acompañaban, que apenas pudieron responder con fuego y detener a quien se dejaba moribundo a su jefe y huía descalzo. Hasta la finca del tío Cardador en el paraje de los Olivastros llegaría. Allí se encontró con la tía Maria de Lino a quien le quitó las zapatillas. Su siguiente rastro antes de trasladarse al entorno de los montes próximos de Marines, sería estar dos días escondido en un nicho del cementerio de Casinos donde antes de abandonarlo dejaría escrita una nota personal.
(Datos facilitado por Francisco Gregorio Montón, cronista oficial de Sot de Chera).

Ojos Azules nunca fue un maqui al uso. Tal vez por ello su leyenda fue en aumento:
…”el disparo que le hirió trajo sus más y sus menos pues “Jerónimo” dudó si la bala había salido de la pistola de “Larry” o bien de la persona que estaba escondida en la casucha, y que en principio creyeron que se trataría de algún guardia civil. Posteriormente se comentaría que quien se escondía allí era el personaje de Ojos Azules, un huido de Alcublas que nunca llegó a integrarse en guerrillas, y con el que Nelson, sin informar a nadie de su grupo, había pedido una entrevista a través del padre del guerrillero, seguramente Rafael. Ojos Azules, en la memoria de los guerrilleros, entorpecía su labor y más en esa zona de actividad, y alguno piensa que poco después de esta acción fallecería, incluso Larry lo identifica con un paisano al que tienen que disparar en el camino de Náquera que conduce a la Cartuja de Porta- Coeli. Por las mismas fechas, y en un paraje cercano lo que posiblemente conlleve algún tipo de relación, la fuerza pública mataría a un desconocido apodado “El Inglés” en la partida de La Miseria (Serra), el 24 de noviembre de 1947.” (Sumarísimo 722-V-47 AJMV).

Y continuando nuestras pesquisas por Alcublas, obtuvimos el siguiente testimonio de una persona que prefiere quedar en el anonimato:
…”lo que yo se es que Ojos Azules huyó a Francia –como otros muchos maquis- y que tuvo una hija. Esa hija, años después vino al pueblo a veranear. Estuvo viviendo en la antigua tienda de comestibles de Asunción Domingo que estaba en las Cuatro Esquinas. Después compró una casa que, más tarde le vendió a un alcublano (en la calle de la Discoteca) porque le detectaron una grave enfermedad y ya no subía al pueblo. La hija falleció (creo). Hace unos años trajeron los restos al cementerio y lo enterraron en un nicho –me imagino que de la familia-. Coincide que se llamara Camilo pues a su hija la llamaban “la Camila”.

Y para terminar, un experto en el mundo de los maquis con el que contactamos nos dijo:
…”Ojos Azules era natural de Alcublas, pertenecía a la familia de los Camilos, lo más seguro es que huyera a Francia donde tuvo descendencia que con el tiempo regresaría a España. Investigaciones recientes nos señalan que viviría en Montpellier donde falleció en 1993. Una hija trasladaría su cuerpo al cementerio municipal de Alcublas, donde reposa con su nombre, el de Luis Pérez (Peris?) Martínez”.

Agradecemos la participación desinteresada de numerosas personas que han querido conservar su anonimato, y a la ayuda de Salvador F. Cava, que con su libro “Los Guerrilleros de Levante y Aragón” desvela muchas incógnitas de este apasionante tema.



* Este monográfico sobre Ojos Azules aparecerá en el libro en preparación “El paso de la Guerra Civil por Alcublas”, de PEÑA RAMIRO.

3 comentarios:

  1. He encontrado esta página por casualidad y me gustaría aportar un dato que mi padre siempre contaba (mi padre era pastor) y una noche de verano cuando venció la noche y recogió las ovejas en el corral y él se disponia a cenan loque llevaba, se le apareció un hombre que se identificó cómo "el de los ojos azules. Estuvieron juntos, compartieron cena y luego durmieron en la era al lado del corral . Cuando mi padre se levantó ,ya no estaba.
    También decía que otro día volvieron a encontrarse en el monte, hablaron un rato y luego se marchó.
    Decía de él que era buena persona, conocía y sabía de muchas cosas y era un poco precavido, seguramente, según mi padre por sus circustancias.
    Jamás lo denunció , ni lo comunicó hasta pasados muchos aos, para que nadie pudiera saber por donde estaba.
    Espero haber aportado algo que yo sabía y que quizá esto era desconocido.

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  2. El comentario acerca del momento en que el brigada se acercó a la caseta ("altanero y desafiante") me parece fuera de lugar y falto de rigor. Fué asesinado cobardemente desde el interior, sin mas.

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