«En general la novela histórica es literatura de supermercado»

Verónica Viñas
EL DIARIO DE LEÓN 25/03/2009

Foto L. de la Mata
El historiador Secundino Serrano, que hablará hoy de «El maquis en la provincia de León» en el Palacio de Don Gutierre, denuncia que los archivos en España están en una situación «desastrosa».

Lleva años tratando de «poner en su sitio» la historia oficial. Fue el primero en abordar con rigor la peripecia de un puñado de hombres que pagaron muy cara su oposición al régimen franquista. Actualmente, el historiador y escritor leonés Secundino Serrano es cita obligada en textos, congresos o en películas que aborden el trágico capítulo de los maquis, uno de los capítulos más oscuros de España; un país que todavía «no ha sido capaz de enfrentarse libremente con su pasado». Precisamente, Secundino Serrano abordará hoy este tema dentro del ciclo de conferencias Reino de León, que organiza el Ayuntamiento.

-¿Hay alguna historia de los maquis que aún no se ha contado?

-"Debido a que la lucha y supervivencia de los guerrilleros se basa en ocultar su identidad y pasar desapercibidos, es probable que se hayan perdido historias que merecían la pena ser conocidas. Pero a fecha de hoy, detalles al margen, en estos momentos sabemos lo fundamental de la resistencia armada contra Franco.

-¿Algún día se les quitará a los maquis el «estigma» de bandoleros?

-La historiografía seria ya lo ha hecho, pues ha situado a la resistencia armada en su contexto histórico. En el apartado político, lo desconozco: tenemos una democracia de baja calidad, fruto entre otras cosas de una dictadura de cuarenta años, y lo que en un país normalizado apenas provocaría polémica alguna, en España se ha convertido en una escandalera. Parece normal y lógico recuperar la memoria y la dignidad de quienes dieron su vida por la democracia.

-¿Por qué decidió investigar sobre los maquis?

-De pequeño escuché relatos de huidos, y cuando en la universidad quiso confrontar aquellas historias me di cuenta de que apenas había libros sobre el maquis y los que había eran especialmente sectarios. A partir de esa premisa, me decidí a investigar su peripecia humana y política.

-¿Qué persona ha descubierto en sus investigaciones que le haya impresionado?

-Indiscutiblemente, Marcelino Fernández Villanueva, El Gafas, un asturiano que, leyendas al margen, fue el dirigente guerrillero más importante en la provincia de León. Lo conocí en Madrid, cuando vino de Buenos Aires a rodar un programa de televisión española, Vivir cada día, e inmediatamente me di cuenta de que era un personaje carismático, sobresaliente. Un hombre cuya sola presencia imponía. Un líder natural.

-"Como vocal del Patronato del Archivo General de la Guerra Civil, ¿ha encontrado alguna sorpresa en este archivo?

-"Los archivos en España darían para una entrevista prolija. En general están en situación desastrosa y además, especialmente los militares, no tienen criterios claros de acceso y consulta. Se impone una regulación inmediata. La mejor noticia es que hace unos días el Ministerio de Defensa ha decidido digitalizar los archivos militares, muchos de ellos en condiciones lamentables.

-¿El Gobierno ha actuado tibiamente con la Ley de la Memoria Histórica?

-"La llamada Ley de Memoria Histórica ha sobrepasado los deseos de la derecha política y ha decepcionado profundamente a quienes llevan años trabajando en la recuperación de la memoria y la historia de este país. Más que una ley, es un catálogo de buenas intenciones y escasa efectividad. Impresiona que un país como España todavía no sea capaz de enfrentarse libremente con su pasado: una prueba de que la transición fue una operación de amnesia y olvido. La Ley de Memoria Histórica, tal como está redactada, debería haber sido aceptada sin problemas por todos los partidos políticos, sin distinción. Eso es al menos lo que habría sucedido en un país normalizado. Dos ejemplos. Hace unos días, socialistas y populares unieron sus votos para impedir que el Estado español se hiciera cargo de las exhumaciones de fosas comunes. Las calles de los jerarcas de la dictadura, pese a la citada ley, continúan en los callejeros españoles, incluido el de León.

-"También ha investigado sobre los españoles en la Resistencia francesa, ¿cree que se ha reconocido el papel de estos españoles en la Segunda Guerra Mundial?

-Se les ha reconocido en Francia, tanto simbólica como económicamente. Este año, setenta aniversario del final de la guerra civil, en el Midi francés se están haciendo homenajes continuados a los españoles del exilio y la resistencia. En España, lo más parecido fue una ocurrencia de Bono, cuando era ministro de Defensa, que hizo desfilar el Día de la Hispanidad a un miembro de la División Leclerc, el orgullo de las libertades europeas, con un miembro de la División Azul. Cosas de Bono, pero que el presidente Zapatero no desautorizó.

-¿En qué está investigando ahora?

-Estoy trabajando en el relato de un grupo de marinos y pilotos, a los que el final de la guerra civil sorprendió en la Unión Soviética. Intentaron marchar a Latinoamérica o Francia, y las autoridades rusas, con el apoyo de los jerifaltes del PCE en Moscú, incluida Pasionaria, los enviaron a los campos de trabajo en Siberia, donde estuvieron hasta 1954, en que regresaron a la España de Franco. Algunos perdieron la vida en el Gulag soviético.

-"¿Por qué a los escritores les seduce tanto la novela histórica?

-Supongo que es una manera de intentar responderse a una serie de cuestiones centrales en un mundo de fronteras líquidas, globalizado, y además de una forma que no requiere demasiado esfuerzo. Personalmente adoro la historia y amo la novela, pero, salvo excepciones, detesto la novela histórica porque tiene poco de lo primero y nada de lo segundo. Literatura de supermercado.

-¿Es posible enmendar la «historia oficial»?

-La historia oficial siempre es dinámica, y se modifica continuamente en función de las necesidades y los intereses de los grupos dominantes: políticos, económicos, culturales. El pasado casi siempre se relata con los ojos del presente.

-"Uno de sus maquis favoritos es Marcelino Villanueva, «El Gafas», ¿Por qué?

-"Como dije antes, era un líder carismático. Un hombre excepcional. Inteligente, que hablaba sobre todo mediante silencios prolongados. Un hombre con la ideas claras y principios en un mundo de cínicos y posmodernos. Además, y como todos los grandes hombres, con un envidiable sentido del humor. Me enteré de su muerte en Asturias, leyendo el periódico y mientras bebía martini y comía marisco: me pareció el homenaje apropiado. A él le habría encantado.

«He conocido a medio centenar de maquis y había farsantes».

-”¿A cuántos maquis ha conocido?

-”Más o menos, medio centenar. Y había de todo, incluso farsantes.

-”¿Cuántos quedan vivos aún?

-”De los que conozco, media docena. Y salvo uno o dos, los demás están para poco. Hace unas semanas estuve en Barcelona, en un congreso, con un maquis extremeño, y dos días después leí el obituario en El País.

-”¿Es cierto que Montxo Armendáriz rodó «Silencio roto» porque el actor leonés Carmelo Gómez le pasó un libro suyo?

-”Todo empezó con un libro mío sobre la guerrilla leonesa, que Sánchez Valdés, el director leonés de cine, le pasó a Carmelo. Por cuestiones que no vienen al caso, al final fue Armendáriz quien rodó la película. Mi libro fue el detonante pero el guión de la película fue de Armendáriz, que la centró en las mujeres.

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