En la Mochila. Tiempo de Maquis.

Jose Antonio Labordeta
EL MUNDO 30/12/1999

Dos testimonios emocionantes, por la sinceridad de sus propias vivencias, se recogen en las páginas del libro titulado Historias de maquis en el Pirineo aragonés, publicado por la editorial Pirineos, asentada en la ciudad oscense de Jaca.

Ambos testimonios recogen las palabras de dos testigos de aquellas páginas dramáticas de la reciente historia de España. Unas vienen desde el lado de los
guerrilleros, las de Sixto Agudo; las otras se reconstruyen desde la memoria de un teniente de la Guardia Civil -Florentino Miguel Abadía- de más de 90 años. Entre ambas, e intentando unir y desenmarañar esa crónica humana, están el resto de textos que van, desde el mero estudio histórico, hasta la creación literaria partiendo de un hecho real escuchado en las largas noches de los inviernos montañeses.

Y de esta mezcla nace el gran interés de este libro: para comenzar, Mercedes Yusta, hace una excelente introducción del movimiento maquis y de todo el entorno político y militar sobre el que nace y se asienta. Mercedes estudia, por primera vez, muchos de los puntos hasta ahora oscuros y, muchas veces, manipulados por la propaganda franquista.

En las últimas líneas de esa introducción Mercedes Yusta recoge un capítulo titulado: Conclusión: una población atrapada entre dos fuegos, en las que, de manera directa, algunos habitantes de estas comarcas denuncian la brutalidad represora de algunos miembros de las fuerzas del orden.

Y al mismo tiempo que la historia de ese periodo se va resumiendo en estudios tan interesantes como el que Carlos Forcadell hace sobre la mítica Radio España Independiente o el de Anabel Bonsón a través de testimonios familiares de narraciones vividas muy de cerca y hasta hace unos pocos años, otra parte del libro abre sus páginas a relatos literarios, totalmente, partiendo de alguna línea testimonial y recreando la dureza de unas vidas ofrecidas, muchas veces, a una próxima muerte ya anunciada por el despropósito de una empresa -las invasiones a través de los Pirineos- que la dirección del PCE preparó en contra de todos los vaticinios y augurios posibles.

De 5.000 hombres que atravesaron la frontera por el valle de Arán el año 44, sólo regresaron a sus bases 1.500, el resto, o murió en combate, o fue hecho prisionero. Esta página negra, nacida de un despropósito, también debería ser tenida en cuenta a la hora de analizar los sucesos de aquellos tiempos en los que, residir en una olvidada central eléctrica, en el Maestrazgo turolense, podía suponer la vida o la muerte de, a veces, toda una familia.

Con la edición de este libro y con la presentación de unos documentales sobre este periodo, realizados por Eugenio Monesma, se cierra un ciclo que comenzó para rememorar -no diría para conmemorar- los 60 años del exilio y de la resistencia al franquismo, celebrado todo ello, curiosamente, en Huesca y su provincia. Posiblemente el dolor de una brutal represión dejó demasiadas huellas en la memoria familiar y ahora, aquellos tallos cortados a tajo, reverdecen en las nuevas generaciones que buscan la verdad de un periodo en el que todos aquellos que lucharon por devolver a España la libertad, eran tratados -y lo son todavía- como bandoleros.

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