Dos notas más aparecidas también en la Hoja del Lunes del 12 de septiembre de 1977

Hoja del Lunes.
12 de septiembre de 1977.

Próximo folletón sobre la vida y muerte de Juanín y Bedoya.
Historia de los últimos guerrilleros de Cantabria.

“Sí señor, aquí está enterrado Juanín. Y esto va a traer cola”, sentenciaba un anciano a los visitantes del cementerio de Potes. Y, efectivamente, comienza a traer cola.
      Como recordarán nuestros lectores, después de veinte años de silencio sobre unos temas tan confusos como las sucesivas muertes de Juan Fernández Ayala y Francisco Bedoya (Juanín y Paco, respectivamente, por nombres de guerra) "HOJA DEL LUNES" sacó una miscelánea sobre la personalidad y desaparición del primero de ellos, que fue contestada tanto por los partidarios de nuestros personajes como por sus acérrimos detractores: los primeros, las hermanas de ¨Juanín¨,
nos enviaron una carta que publicamos en su día; los segundos, hicieron sonar el teléfono de nuestra redacción con diversos tipos de insultos.
      Ahora, con la aparición de dos publicaciones dedicadas al tema, nuevamente se ha puesto en evidencia la polémica y , sin este periódico mediara en ella, hemos recibido una nueva carta – esta vez firmada por un cuñado de ¨Juanín ¨ y la hermana de ¨Bedoya¨.
      En la cual, a nuestro modo de ver, no se aporta luz a los sucesos que quedan por esclarecer y que aún no han sido totalmente desvedados en las dos publicaciones aparecidas en los días del pasado mes de agosto: nos referimos a la muerte de Juan Fernández Ayala y a la fuga de Francisco Bedoya. Sin duda, la numerosa bibliografía que sobre el tema viene apareciendo en nuestro país actualmente, se verá enriquecida con aportaciones sucesivas de estudiosos que en estos momentos siguen las huellas que dejaron los que, en justicia, pueden ser denominados : los últimos guerrilleros de Cantabria.
      Sirvan, pues, estas líneas de introducción a la polémica establecida y reflejo de las publicaciones firmadas por Isidro Cicero y J. R . Sáiz Viadero, así como algunas rectificaciones y notas complementarias que pueden ser aportadas a la luz de las últimas investigaciones. Hay que tener en cuenta, en descargo del investigador, que la prensa mantuvo un silencio sobre el tema más allá de las tesis oficiales y que en una ocasión en que "El Diario Montañés" quise adelantar su primicia, le costó un buen disgusto. Ahí está el testimonio incluido en el libro de Isidro Cicero, magníficamente relatado por quienes debieron ser testigos presenciales desde distintas panorámicas. Por otro lado, y ya que tocamos el tema de los testigos, hemos de señalar la elocuente mudes de quienes tuvieron que ver con la historia y no han querido hablar hasta la fecha, al contrario de los que fueron apenas comparsas y a veces les gusta fantasear acrecentando su importancia. Son gajes del informador, que ha de saber capear estos pequeños ríos revueltos en donde la verdad, diga lo que se diga, nunca sale beneficiada.
      Porque la verdad no es patrimonio de nadie –ni de los informadores, ni de los protagonistas- ni tampoco es una hucha que se puede guardar en la creencia de que con el tiempo se elevará el importe de su contenido.


"LOS QUE SE ECHARON AL MONTE", EN FOLLETON

Publicamos en esta página una critica del libro "Los que se echaron al monte" libro con el que Isidro Cicero aporta el estudio más completo, de momento, sobre "Los últimos guerrilleros de Cantabria" residentes en los montes de Liébana, Polaciones, Peñarrubia, Herrerías, etc. El autor, que sin duda alguna hará nuevas aportaciones a este tema, ha autorizado a HOJA DEL LUNES la publicación, en sucesivos capítulos, de una síntesis de la historia de Juanín y Bedoya y de los hechos que les hicieron "echarse al monte". También resumiremos aquellos capítulos que, aun sin referirse directamente a estos dos "maquis", guardan relación directa con la historia de resistencia al régimen de Franco en esta zona occidental de la provincia.



Libro agotado a poco de ver la luz.
“Los que se echaron al monte” de Isidro Cicero.

Escasos son los reparos que se pueden poner al libro de Isidro Cicero “Los que se echaron al monte”, publicado en el mes de agosto y agotada su primera edición en poco más de un par de semanas. El libro, se nota por las acotaciones incluidas, ha sido escrito en breve espacio de tiempo, pero la investigación exhaustiva por los lugares donde desarrollaron sus actividades de los guerrilleros le confiere un carácter de documento reconstruido que únicamente se ve deteriorado por la insistencia de algunos testimonios en guarda el anonimato. Anonimato que, fácil es comprenderlo, se pide con el miedo en el cuerpo por las atrocidades que durante aquella época se cometieron y que con pluma valerosa y vacía de retórica describe Isidro Cicero.
      El éxito de su libro es comprensible: la ausencia de información sobre éste tema ha obligado a nuestro pueblo a beber en las fuentes de la tradición oral, siempre dispuesta a relatar los actos como hazañas las historias como epopeyas, las fantasías como realidades. Se necesitaba una aproximación documentada al paso de los guerrilleros antifranquistas por el occidente de Cantabria y esta aportación le ha efectuado, repasando personalmente los lugares, el autor que nos ocupa. Si bien es discutible -dentro del purismo histórico- la sistemática adoptada incluyendo diálogos reconstruidos, lo que no cabe duda es que para nada daña la historia que quiere contarnos y , en cambio facilita al lector no iniciado la digestión de su obra. No hay que olvidar que en gran parte de los lugares donde transcurrieron las aventuras de la guerrilla hay gente que lee con la dificultad inherente del hábito. Por ello, el éxito fácil –que no facilón– de “Los que se echaron al monte”.
      Quizá cabía haber incluido una foto de la tumba de ¨Juanín¨, en el cementerio de Potes y algún documento sobre el mismo (por ejemplo, la partida de nacimiento o la de bautismo, caso de no encontrarse la primera, donde se dice que Juan Fernández Ayala nació en Potes, a las 22,30 del 25 de noviembre de 1917 –ahora iría a cumplir 60 años– hijo del cartero José Fernández Villegas y de Paula Ayala). También, en lo que se refiere a la huida del Bedoya, no ha podido aclararse gran cosa, pero hay un error en su apellido del miembro de la Brigada Política Social que incluye entre los que participaron en la muerte de Bedoya y su cuñado, José San Miguel: no es cuerno, sino Cuervo, el apellido de éste policía y, realmente, no iba en el automóvil que conducía el cabo Agustín Fernández: con éste iban José Viadero, Constantino Mateo y el autor de los disparos, el inspector Víctor Solar, a quien después se le concedería la medalla pensionada al mérito policial.
      Pero estas comisiones y errores son disculpables en una obra tan rica como la escrita por Isidro Cicero (podía haber añadido que entre los tanques que entraron en Paris, cuando la liberación, también había uno que llevaba el nombre de Santander) y con un vasto alcalde que, estoy seguro, en ningún momento habría previsto su autor. Personalmente ha servido para repasar mis apuntes y comprobar mis escritos, notando que arrastró un error desde la publicación de la ¨Guía secreta de Santander¨ al situar la finca de “La Carrá” en la propiedad de “Juanín” cuando en realidad está en Serdio y es o era propiedad de los Bedoya, donde él se movía con toda facilidad. Si hubiera pensado un poco en las posibilidades económicas de “Juanín” hubiera desechado esta idea, pero el oficio de quien escribe es hacerlo con bastante prisa y, a menudo, equivocarse: así se refleja en este “Tiempo de Historia”, número 34, que se acaba de publicar dedicado a la "Guerrilla antifranquista" y donde se recoge un trabajo mío de hace varios meses. Queda por rectificar la fecha dada en la ¨Guía secreta de Santander¨ como buena para la desaparición de ambos guerrilleros y que como todo el mundo sabe hoy, en el año 1957 y no 1959, como allí se indica.
      La presencia entre nosotros de un antiguo guerrillero tan popular como lo fue “Gitano”, puede servir para que los historiadores enriquezcan los ficheros de un tiempo tan apasionante y tan desconocido.


1 comentario:

  1. Por favor no olvidemos a estos grandes héroes,dignos de alabanzas,que acojonarse al franquicia siendo unos pocos y a sus enlaces que merecen exactamente el mismo recuerdo, y promover estos movimientos

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